martes, 14 de marzo de 2017

AÑO SANTO LEBANIEGO_PEREGRINACION Y ENCUENTRO DE JOVENES A SANTO TORIBIO


¡No puedes faltar!


La ruta que seguiremos será la siguiente:
19 de abril: acogida en Reinosa y preparación para el camino.
20 de abril: Camino Reinosa – Alto Campoo
21 de abril: Camino Alto Campoo – Pesaguero
22 de abril: Camino Pesquero – Potes

El día 22 de abril comenzaría el Encuentro de Jóvenes en Potes para aquellos que no puedan hacer el camino.

En el encuentro disfrutaremos de talleres y experiencias, una vigilia de oración y una gran fiesta nocturna.

El día 23 de abril peregrinaremos desde Potes hasta el Santuario de Santo Toribio para participar en la apertura de la Puerta Santa y ganar el Jubileo.

El precio será de 65€ si vienes peregrinando y participas del encuentro y de 25€ si solo vienes al encuentro.

Poco a poco iremos concretando los detalles, pero es necesario que vayáis reservando esos días y también animando a otros.








DIA DEL SEMINARIO 2017


La Comisión Episcopal de Seminarios y Universidades celebra el Día del Seminario el 19 de marzo bajo el lema “Cerca de Dios y de los hermanos”. Con este motivo ha editado los materiales para preparar su celebración. Esta jornada se celebra desde el año 1935 con el objetivo de suscitar vocaciones sacerdotales mediante la sensibilización, dirigida a toda la sociedad, y en particular a las comunidades cristianas.

“Cerca de Dios y de los hermanos”
19 de marzo de 2017

lunes, 13 de marzo de 2017

ESCUELA DE FORMACION DE LAICOS_SESION MARTES 21 DE MARZO_20 h._Parroquia de S.C.Bezana


Canción Misionera 2017


Canción Misionera 2017

​Desde Cristianos sin Fronteras, en colaboración con la Delegación de Misiones y la Delegación de Pastoral Juvenil, nos convocan, un año más, a participar en el Festival y Encuentro de la Canción Misionera.
Ya sabéis que consiste en preparar una canción a partir de una catequesis y con el lema:

“¡Sígueme, no pierdas el ritmo. By Jesús”

No dudéis en participar de un encuentro tan veterano en nuestra diócesis y que tanto nos ayuda a reflexionar sobre la Misión.

Descarga aquí todos los materiales para participar

Si necesitáis más información, no dudes en consultar: diocesantjoven@gmail.com

miércoles, 1 de marzo de 2017

MENSAJE DE CUARESMA 2017, DE NUESTRO OBISPO.




UNA CUARESMA PARA CONVERTIRNOS AL AMOR DE DIOS Y DE LOS HERMANOS

Mensaje para la Cuaresma 2017

La Cuaresma es una oportunidad para convertirnos al amor de Dios. En este tiempo de penitencia y de oración, miremos a Cristo crucificado que nos reveló plenamente el amor de Dios. El amor de Dios, tal como aparece en el Nuevo Testamento, no es un amor de solas palabras, un amor romántico, sino un amor de entrega que busca el bien del otro, sin esperar nada a cambio. Entregando su vida en el árbol de la cruz acreditó sus palabras: “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida”.
Pero el amor de Dios es también, tal como aparece ya en el Antiguo Testamento, es un amor entrañable, una verdadera pasión divina. El profeta Oseas lo expresa con imágenes audaces como la del amor de un hombre capaz de perdonar a su mujer adúltera (cf. Os 3, 1-3). Ezequiel, por su parte, hablando de la relación de Dios con el pueblo de Israel, no tiene miedo de usar un lenguaje ardiente y apasionado (cf. Ez 16, 1-22). Dios nos ama con la pasión de un joven esposo por su esposa. “Aunque una madre se olvidara del hijo de sus entrañas, yo no me olvidaría de vosotros” nos dice Dios por boca del profeta Isaías. Pero Dios no impone su amor y espera el «sí» de sus criaturas, que su amor sea acogido.
Por desgracia, los hombres, desde los orígenes de la humanidad, seducidos por las mentiras del Maligno, se han cerrado al amor de Dios, con el espejismo de una autosuficiencia imposible (cf. Gn 3, 1-7). Replegándose en sí mismo, Adán se alejó de la fuente de la vida que es Dios y se convirtió en el primero de «los que, por temor a la muerte, estaban de por vida sometidos a esclavitud» (Hb 2, 15). Dios, sin embargo, no se dio por vencido. Más aún, el «no» del hombre fue como el impulso decisivo que lo indujo a manifestar su amor con toda su fuerza redentora.
En el misterio de la cruz se revela plenamente el abismo de la misericordia del Padre. Para reconquistar el amor de su criatura, aceptó pagar un precio muy alto: la sangre de su Hijo único. En la cruz se manifiesta el amor apasionado de Dios por nosotros. Miremos a Cristo traspasado en la cruz. Él es la revelación más impresionante del amor de Dios. En la cruz Dios mismo mendiga el amor de su criatura: tiene sed del amor de cada uno de nosotros. La impresionante obra de entrega a los más pobres de entre los pobres de santa Teresa de Calcuta sólo se explica porque escuchó de verdad estas palabras de Jesús en la cruz: “Tengo sed”. La respuesta que el Señor desea ardientemente de nosotros es ante todo que aceptemos su amor y nos dejemos atraer por él.
Sin embargo, aceptar su amor no es suficiente. Hay que corresponder a ese amor y luego comprometerse a comunicarlo a los demás. Vivamos, pues, la Cuaresma como un tiempo en el que, aceptando el amor de Jesús, aprendamos a difundirlo a nuestro alrededor con cada gesto y con cada palabra. Abramos el corazón a los demás y luchemos contra toda forma de desprecio de la vida y de explotación de la persona, y contribuyamos a aliviar los dramas de la soledad y del abandono de muchas personas.
Por otra parte, la Cuaresma es un tiempo propicio para el perdón, como expresión de amor. Pidamos perdón a Dios y perdonemos a nuestros hermanos. Pedir perdón nos reconcilia con nosotros mismos, nos permite aceptarnos como somos, nos despoja de un falso sentimiento de inocencia. Perdonar nos libera de las cadenas del rencor que nos corroen a nosotros mismos, desbloquea nuestra fijación en el pasado y nos vuelve a capacitar para que podamos iniciar un nuevo camino de vida y crecimiento.
Para los creyentes, el perdón pertenece a la entraña del mensaje de Jesús y al núcleo de la imagen y experiencia que Él tiene de Dios Padre, rico en misericordia. Al perdonar en la Cruz a sus verdugos, Jesús rompió el círculo perverso que pesaba sobre la humanidad: agravio por agravio, insulto por insulto… Los creyentes sabemos que con su fuerza podemos tener la generosidad de perdonar y la humildad de pedir perdón.
El perdón es la gran avenida que nos conduce a la plaza mayor de la reconciliación. Anunciar el Mensaje cristiano de la Reconciliación y celebrarla en el Sacramento de la Penitencia es así mismo un quehacer ineludible. Curar las heridas de la gente con el aceite y el vino del Buen Samaritano, es necesario, sobre todo en tiempos como los nuestros. Que el Señor nos conceda llegar a la próxima Pascua reconciliados con Dios y viviendo intensamente el amor y el perdón a nuestros hermanos.
+Manuel Sánchez Monge,

Obispo de Santander