DIÓCESIS DE SANTANDER (ESPAÑA). Parroquias de ARCE, AZOÑOS, BARCENILLA, BOÓ de PIÉLAGOS, LIENCRES, MAOÑO, MORTERA, ORUÑA, SAN ROMÁN de la LLANILLA, SANTA CRUZ de BEZANA y SOTO de la MARINA.
El Domund de este año nos sorprende con este lema: “Sé valiente. La misión te espera”. El
papa Francisco exhorta continuamente a evangelizar con audacia, coraje
y valentía. Porque para evangelizar hemos de salir de nosotros mismos,
hemos de fortalecer nuestra fe debilitada y hemos de tomar la decisión
de gastarnos y desgastarnos por los demás y por el Reino. Es la hora
de participar en la actividad misionera de la Iglesia.
La misión no tiene
límites ni fronteras. Tampoco es compatible con la acepción de
personas. Nadie está excluido. Aquí, en nuestra tierra, y en tierras
lejanas hemos de anunciar la Buena noticia. Dios nos ama hasta dar su
vida por nosotros. El Evangelio nos impulsa a un estilo de vida
alternativo al acumular, poseer y disfrutar encerrados en nuestro
propio caparazón.
En la misión, Dios
nos precede y la comunidad cristiana nos envía y nos sostiene. Dios va
por delante y trabaja los corazones antes de que nosotros hagamos el
anuncio misionero. El misionero no es un héroe solitario: la Iglesia
es la que le envía y la Iglesia le sostiene con su oración, su afecto
y su aportación económica.
Hay que dar el salto
al compromiso misionero. Venciendo miedos y dificultades.
Experimentando la inmensa alegría de anunciar a Jesucristo. “¡Hoy es
tiempo de misión y es tiempo de valor! Valor para reforzar los pasos
titubeantes, de retomar el gusto de gastarse por el Evangelio, de
retomar la confianza en la fuerza que la misión trae consigo [...] Se
nos pide valor para abrirnos a todos, pero sin disminuir lo absoluto y
único de Cristo, único salvador de todos”, nos recuerda el papa
Francisco.
El Domund nos anima a
colaborar con nuestra oración y con nuestra ayuda económica a los
misioneros, esas personas generosas, dispuestas a dejar su patria y
recorrer los caminos del mundo para llegar a las periferias de los que
no conocen a Jesucristo y su Evangelio, especialmente a los pobres.
Entre ellos se cuentan un grupo no pequeño de hijos de nuestra Iglesia
que peregrina en Cantabria y el valle de Mena.
Agradezco el trabajo
que a través de todo el año viene realizando la Delegación Diocesana
de Misiones, que estrena con ilusión nuevos proyectos. Y animo a todos
a avivar nuestra conciencia misionera. Es un honor para nosotros que
el Señor haya confiado en nosotros hasta el punto de encargarnos el
anuncio de la Noticia buena de verdad.